TRÁNSITO

REVISIONES DEL SUJETO Y EL PAISAJE

declaración de artista

En mi producción todo gira en torno a las relaciones del individuo contemporáneo con el paisaje y su forma de comprenderlo. En torno a la despersonalización de los espacios urbanos y su re-estructuración falseada y espectacularizada.

En el viaje iniciático, el viajero acumulaba una cantidad de vivencias en su recorrido y resultaba ser siempre algo de sí mismo lo que descubría al final del trayecto. Es un proceso recíproco, en el que el paisaje va configurando al individuo, y el individuo avanza dejando su huella en él. Pero este tipo de viaje ya no tiene sentido, pues no existe ya un lugar llamado hogar al que regresar: los lugares (los aeropuertos, las autopistas) son idénticos aquí y allí y, siendo el desplazamiento casi instantáneo, no permite acumular experiencia alguna.

Estas carreteras acentúan nuestra impermanencia. Nos deslizamos en el paisaje, pero no lo atravesamos realmente, y de este modo transitamos espacios neutrales, despersonalizados, muy parecido a lo que Marc Augé denominó como no-lugares. Las autopistas y las calles de las ciudades son espacios privados de experiencia personal que, en el extremo contrario de las derivas de los situacioncitas, anulan cualquier comportamiento lúdico o constructivo.

Entendida esta situación, la idea no es evidenciar estas características, si no crear una iconografía del viaje contemporáneo a través de sus elementos más distintivos: la (des)personalización de los espacios urbanizados y la indiferencia del sujeto hacia el mismo paisaje. Son “Las últimas postales de la decadencia espectacular”, en estos momentos en que el sistema capitalista muestra signos evidentes de metástasis generalizada. Pretenden ser el equivalente contemporáneo de los cuadros de puertos holandeses del S.XVII o a las figuras de Caspar David Friedrich, con toda su majestuosidad operada y el artificio necesario.

Al estilo del capitalismo de ficción, estas imágenes retratan el espectáculo, el efecto óptico y las luces de neón, al mismo tiempo que se muestra la realidad escueta (patente en los detallados dibujos a línea) que en realidad es el esqueleto de la ciudad-escenario. La evidencia de los mecanismos vacíos que operan tras los decorados de la atracción de feria.

Con respecto a las obras cabe decir que aunque considero la pintura como el medio idóneo para recrear estas postales , esta vez he querido utilizar todos los recursos a mi alcance para combinar diferentes disciplinas y conseguir que la idea prime sobre el objeto artístico específico.

En los cuadros suelo trabajar sobre aquellas imágenes que se caracterizan por la teatralidad del fondo negro conteniendo al objeto luminoso que se yergue creando formas que pueden parecer construcciones físicas, pero que e realidad son inexistentes. Es la incursión de lo tecnificado en el paisaje mismo… Estamos ante la estética del entretenimiento y el confort, de la que también me interesa limpiar lo aparente y dejar al aire libre su esquemática estructura. Para ello utilizo la pintura -fluida y orgánica- que pretende aislar y darle vida a esos reflejos del viaje, haciéndolos tangibles; pero también la des-estructuración de los mismos paisajes, simplificándolos a la forma más elemental a través de una única línea negra sobre el fondo blanco.

Tanto el los vídeos como las fotos que aparecen también obedecen a estos dos principios de acción diferenciados.

viernes, 12 de noviembre de 2010

jueves, 11 de noviembre de 2010

Ítaca



Ítaca. 2010
acrílico sobre lienzo. 130 x 81 cm.


El Ulises Hipermoderno. 2010
acrílico sobre lienzo. 100 x 81 cm.

Solidificación de un cuerpo luminoso (2)

solidificación de un cuerpo luminoso (1)





En la búsqueda de los elementos necesarios para configurar un paisaje contemporáneo, todas las opciones pasan obligatoriamente por la necesidad de plasmar las energías que están presentes y son el motor del mundo actual (energías eléctricas, invisibles como tales y ya mencionadas en la entrada anterior). Para construir, pues, una tipología de paisaje que las incluya -o que se forme mediante ellas- planteo una solidificación de las mismas (en este caso la solidificación de las partes de algunos haces de luz, que son la forma inmediata que tenemos de percibir la electricidad). Los resultados aquí se presentan aisaldos de todo contexto, para cuestionar y experimentar su posible autonomía como elementos paisajísticos.

estructuras para un paisaje contemporáneo






El paisaje, como invención humana que es, requiere de una percepción artística del entorno por parte del observador. Existe una diferenecia entre país y paisaje, y para aquel que lo habita, el paisaje rara vez es entendido como tal, si no que lo es como país, como el lugar donde se vive... Esto manifiesta que para entender un paisaje se necesita de la acción del ojo humano, de la voluntad del espectador.

La creación de los paisajes es un “artealización” del entorno, una necesidad imperiosa de armonizar lo que la naturaleza nos sofrece en su abigarrada y caótica manera de presentarse. No existe una idea del paisaje sin una idea previa del arte. Es más: la manera de comprender un paisaje está intrínsecamente relacionada con los modos culturales de cada época, haciéndolos indisociables.

En un tiempo que se configura a sí mismo a través de elementos no-materiales resulta necesario encontrar unanueva tipología del paisaje mediante dichos elementos. Lo que un individuo contemporáneopueda entender como paisaje no es más que una expresión de factoresculturales heredados, como sucede en gran medida con todo lo vinculado al arte. Pero en el caso del paisaje es aún más evidente, pues para este individuo el paisaje es algo ajeno a él, que tiene que ir a buscar a otro lugar, para fotografiarlo y admirarlo. Ya no entiende que el paisaje es la versión articulada y artealizada de su mismo entorno. No tiene sentido hablar de paisaje si no estamos hablando de nosotros mismos, de nuestro tiempo, porque se necesita de ese filtro, de ese factor cultural y generacional para configurarlo.

Entendiendo que hace más de un siglo que los motores y mecanismos que nos mueven son de una índole no-material (de la electricidad y el gas como energías impulsoras a la información binaria y las ondas de satélites y teléfonos), se hace necesario tener a dichas fuerzas en cuenta para hablar de un paisajismo del siglo XXI.

Comprendiendo esta necesidad, plantearé a través de mi trabajo posibles modos de enfrentarse a este problema: diseccionar el paisaje postmoderno atendiendo a los factores que lo configuran y la manera que tenemos de entenderlo y atravesarlo.

Para esto es imprescindible tomar como referencia las formas de desplazamiento, el tiempo requerido y la permanencia. Nos movemos mayoritariamente en vehículos autopropulsados que, por lo general, son n uestros (nuestro coche o moto) y pasan a convertirse en una suerte de prótesis insustituible. La principal cualidad de estas extensiones de nuestro cuerpo es la movilidad exagerada, la velocidad distorsionadora, que apenas permite entender el espacio transitado. De esta vertiginosidadse desarrolla casi, casi, una forma completa de entender la vida, y mas aún: el espacio habitable. Las distancias, los caminos, los mensajes que nos llegan.. todo diseñado para comprenderlo desde la movilidad constante del coche. Ya no hay un aquí y ahora: hay un aquí por un lado, y un ahora por el otro, y la configuración del entorno se manifiesta efímera, costituída por un presente constante de movilidad e impermanencia.

La velocidad -entendida en las vanguardias como la cuarta dimensión- es un estado de percepción nuevo y específico para el hombre, en el cual se construyen nuevas formas, que son, a fin de cuentas, las que configuran el paisaje contemporáneo.

Estas son las estructuras para ese nuevo paisaje.