viernes, 12 de noviembre de 2010
jueves, 11 de noviembre de 2010
solidificación de un cuerpo luminoso (1)
En la búsqueda de los elementos necesarios para configurar un paisaje contemporáneo, todas las opciones pasan obligatoriamente por la necesidad de plasmar las energías que están presentes y son el motor del mundo actual (energías eléctricas, invisibles como tales y ya mencionadas en la entrada anterior). Para construir, pues, una tipología de paisaje que las incluya -o que se forme mediante ellas- planteo una solidificación de las mismas (en este caso la solidificación de las partes de algunos haces de luz, que son la forma inmediata que tenemos de percibir la electricidad). Los resultados aquí se presentan aisaldos de todo contexto, para cuestionar y experimentar su posible autonomía como elementos paisajísticos.
estructuras para un paisaje contemporáneo
El paisaje, como invención humana que es, requiere de una percepción artística del entorno por parte del observador. Existe una diferenecia entre país y paisaje, y para aquel que lo habita, el paisaje rara vez es entendido como tal, si no que lo es como país, como el lugar donde se vive... Esto manifiesta que para entender un paisaje se necesita de la acción del ojo humano, de la voluntad del espectador.
La creación de los paisajes es un “artealización” del entorno, una necesidad imperiosa de armonizar lo que la naturaleza nos sofrece en su abigarrada y caótica manera de presentarse. No existe una idea del paisaje sin una idea previa del arte. Es más: la manera de comprender un paisaje está intrínsecamente relacionada con los modos culturales de cada época, haciéndolos indisociables.
En un tiempo que se configura a sí mismo a través de elementos no-materiales resulta necesario encontrar unanueva tipología del paisaje mediante dichos elementos. Lo que un individuo contemporáneopueda entender como paisaje no es más que una expresión de factoresculturales heredados, como sucede en gran medida con todo lo vinculado al arte. Pero en el caso del paisaje es aún más evidente, pues para este individuo el paisaje es algo ajeno a él, que tiene que ir a buscar a otro lugar, para fotografiarlo y admirarlo. Ya no entiende que el paisaje es la versión articulada y artealizada de su mismo entorno. No tiene sentido hablar de paisaje si no estamos hablando de nosotros mismos, de nuestro tiempo, porque se necesita de ese filtro, de ese factor cultural y generacional para configurarlo.
Entendiendo que hace más de un siglo que los motores y mecanismos que nos mueven son de una índole no-material (de la electricidad y el gas como energías impulsoras a la información binaria y las ondas de satélites y teléfonos), se hace necesario tener a dichas fuerzas en cuenta para hablar de un paisajismo del siglo XXI.
Comprendiendo esta necesidad, plantearé a través de mi trabajo posibles modos de enfrentarse a este problema: diseccionar el paisaje postmoderno atendiendo a los factores que lo configuran y la manera que tenemos de entenderlo y atravesarlo.
Para esto es imprescindible tomar como referencia las formas de desplazamiento, el tiempo requerido y la permanencia. Nos movemos mayoritariamente en vehículos autopropulsados que, por lo general, son n uestros (nuestro coche o moto) y pasan a convertirse en una suerte de prótesis insustituible. La principal cualidad de estas extensiones de nuestro cuerpo es la movilidad exagerada, la velocidad distorsionadora, que apenas permite entender el espacio transitado. De esta vertiginosidadse desarrolla casi, casi, una forma completa de entender la vida, y mas aún: el espacio habitable. Las distancias, los caminos, los mensajes que nos llegan.. todo diseñado para comprenderlo desde la movilidad constante del coche. Ya no hay un aquí y ahora: hay un aquí por un lado, y un ahora por el otro, y la configuración del entorno se manifiesta efímera, costituída por un presente constante de movilidad e impermanencia.
La velocidad -entendida en las vanguardias como la cuarta dimensión- es un estado de percepción nuevo y específico para el hombre, en el cual se construyen nuevas formas, que son, a fin de cuentas, las que configuran el paisaje contemporáneo.
Estas son las estructuras para ese nuevo paisaje.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)